Gobierno corporativo

Nuevos retos del Consejo de Administración: la Ley de información no financiera y diversidad

En España con la Ley 11/2018, de 28 de diciembre, sobre información no financiera y diversidad se introdujeron novedades encaminadas a relacionar el rendimiento de las compañías con el impacto en la sociedad. Para ello se fijaban como ejes principales la rentabilidad a largo plazo, la justicia social y la protección al medio ambiente.

La Ley de Información no financiera y diversidad versa en torno a cuatro ejes principales. En primer lugar, cuestiones medioambientales que intentan potenciar que las empresas analicen qué medidas ponen en marcha encaminadas a reducir la contaminación, luchar contra el cambio climático, asegurar la biodiversidad y en general, ver cómo la empresa va apostando por un modelo de economía circular. En segundo lugar, con esta ley se pone de manifiesto la importancia de cuestiones sociales relativas al personal, la organización del trabajo, las relaciones sociales, la formación, la accesibilidad e igualdad. En tercer lugar, se busca asegurar el respeto de los derechos humanos, exigiendo reportar qué procedimientos de diligencia se establecen para asegurar dicho respeto y qué medidas se establecen para mitigar y gestionar posibles incumplimientos.  En cuarto lugar, se persiguen medidas para luchar contra la corrupción, parando especial hincapié en cuestiones tales como el blanqueo de capitales. En quinto lugar, esta ley contendría un apartado algo más genérico o de “cajón de sastre” en donde se aglutinan cuestiones en relación a compromisos con el desarrollo sostenible en un sentido más amplio abierto a diferentes grupos de interés que interactúan con la empresa, aspectos sobre la subcontratación y las relaciones con proveedores, la protección al consumidor, la información fiscal, etc.

En general, esta ley nos puede llevar a pensar sobre el informe de gestión y el principio de desglose que tanto costaba en algunas ocasiones cumplir pues parecía que se debían detallar demasiadas cosas y dar pistas sobre la estrategia empresarial, y ahora, con esta ley de información no financiera y diversidad, tenemos un ejercicio más al servicio de dar la máxima transparencia sobre la gestión en su sentido más amplio. Esto indudablemente nos lleva a la siguiente pregunta, ¿estamos preparados? O más bien, ¿es posible no estarlo? Y, además, antes de precipitarnos en la respuesta, y más allá de la normativa, cabría hacer una profunda reflexión en relación a si los inversores hoy pueden tomar una buena decisión basándose únicamente en la información financiera de las compañías.

En busca de una ecoeficiencia empresarial

Es cierto que tradicionalmente los análisis de los estados financieros junto con análisis del tipo coste-beneficio, servían para tomar decisiones en un modelo muy centrado en las finanzas tal y como hemos podido observar en los últimos años. No obstante, el modelo actual de medición de creación de valor de una compañía parece apostar más por un modelo de ecoeficiencia empresarial, sobre todo en la búsqueda de una producción ecoeficiente en la que hay un importante componente de activos intangibles. En este sentido la información financiera, aunque muy relevante, puede suponer una parte de las muchas a considerar para tomar una buena decisión para asegurar la supervivencia de la compañía. A modo de ejemplo, una clave competitiva como la respuesta ágil al cliente, forzosamente exige conocer un entorno mucho más inmaterial y mucho menos reflejado en los estados financieros de la compañía. Todo parece indicar que la Ley de Información no financiera y diversidad constituye en este sentido un verdadero examen a las compañías e incluso podría considerarse una hoja de ruta hacia ese modelo de ecoeficiencia empresarial hacia el que se tiende a nivel mundial, entre otros motivos porque la generación de valor está justamente ahí. Y es que con la aprobación de la Directiva 2014/95/UE sobre la divulgación de información no financiera por parte del Consejo de la Unión Europea, ya se vislumbraba una filosofía de transparencia que permita crear mecanismos eficientes de competitividad e incentivo a la creación de nuevas oportunidades y una mejor gestión de riesgos derivados de la actividad no financiera cada vez más en auge.

Otra cosa es la dificultad que pueda suponer en el corto plazo responder con éxito a los requisitos de información solicitados en dicha Ley, porque entre otras cosas, requiere un pensamiento integrado con el resto de los grupos de interés.  La respuesta a su vez nos tiene que servir para saber cuánto nos alejamos del éxito en la gestión de nuestro negocio o si por el contrario estamos muy próximos. En este sentido cabe destacar las iniciativas que surgieron en 2011 mediante el “International Integrated Reporting Council”. Este organismo que aglutina a inversores, consumidores, productores, empleados, auditores y todos los interlocutores de una compañía, nos muestra que la tendencia justamente es esa: la integración de los distintos grupos de interés para generar valor.

¿Qué supone para los miembros del Consejo de Administración?

Son muchos los retos que se deben abordar en un Consejo de Administración, pero hoy la Ley de Información No financiera y diversidad constituye uno de los más importantes puesto que entre otras cosas, obliga a mirar más allá de lo inmediatamente material y obliga a poner el foco en el medio/largo plazo.

En este sentido, hay que destacar que ya desde 2015 y mediante un informe exhaustivo sobre el plan de acción necesario para que las compañías alcanzasen un objetivo común de economía circular, la Comisión Europea ofreció pistas de las tendencias hacia un entorno de economía competitiva compatible con la protección al medioambiente.  Y es que la economía circular ya es una necesidad que muchísimas empresas españolas han sabido reconocer con cierta anticipación tal y como mostraba el informe sobre la situación y evolución de la economía circular en España elaborado por la fundación COTEC para la innovación. En el capítulo 3 del mencionado informe se reconocía que anteriormente a 2007 España vivía en un modelo económico intensivo de materiales y que desde el 2007 (aunque provocado por la crisis financiera), se aprecia un notable decrecimiento tanto del input nacional de materiales como del consumo nacional de materiales desde el año 2008. En otras palabras, las empresas españolas empezaron a practicar que con menos recursos materiales había que hacer lo mismo o incluso más, en coherencia con las tendencias europeas. Este esfuerzo por lograr una ecoeficiencia empresarial ha llevado también a grandes corporaciones españolas a poder presumir de ser líderes en innovaciones ecoeficientes lo que demuestra la gran anticipación al mercado que mostraron sus consejeros y directivos.

GOBIERNO CORPORATIVO MODERNO

Los cambios para lograr una ecoeficiencia empresarial nos llevan a pensar en el gobierno corporativo de un modo distinto, debemos modernizar nuestras prácticas y dar ejemplo desde el Consejo de Administración. Descubra más sobre el nuevo concepto que Diligent ha desarrollado para acompañar estos cambios: el gobierno corporativo moderno. Lea más aquí. 

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